
No se debe poner el carro delante de los bueyes
Refrán gallego
La sabiduría popular condensa en este refrán los riesgos de actuar con precipitación y sin planificación.
La gestión de un activo se inicia mucho antes de su incorporación. El estudio tiene que valorar varios aspectos. Incluso podríamos aplicar las 5+1 preguntas de las que hablamos en una entrada anterior. De las seis, hay dos fundamentales que deben tener una respuesta clara y satisfactoria:
¿Quién mantendrá/actualizará ese activo?
El concepto de propietario ha cambiado, el número de equipos que incluyen software se incrementa y con ello la dependencia del fabricante para obtener la funcionalidad inicial o comprometida. Desgraciadamente muchos ya sufren los riesgos que esto conlleva, hicieron inversiones, en algunos casos elevadas, en productos que ahora son inútiles porque los servicios asociados dejaron de funcionar. Incluso se siguen vendiendo con la empresa quebrada y el servidor caído.
Por lo anterior, los activos a incorporar tienen que tener un soporte fiable y garantizado en el tiempo. Además, incluirán todo el software (y sus licencias) en un formato accesible para no depender del proveedor, este puede desaparecer, discontinuar el producto u otras circunstancias.
¿Cómo se integra en la organización? Siguiendo lo que veíamos en la respuesta anterior, hoy todo está conectado. Por ello, debemos asegurarnos que las «piezas encajen», que el nuevo activo se pueda incorporar sin necesitar adaptaciones o que estás sean las mínimas. En el ejemplo siguiente podemos ver que los errores en esta fase pueden ser muy «dolorosos»

y no es el único
